Los cultivos de hoja de coca en Colombia no parecen encontrar techo. El país ha alcanzado cifras nunca antes vistas en el área dedicada al producto base de la cocaína, con 230.000 hectáreas en todo su territorio. El Gobierno de Gustavo Petro, quien aboga por acabar con la fallida guerra contra las drogas, se enfrenta al desafío de reducir la mayor extensión de la que se tenga registro.
En 2022, de acuerdo con el informe anual del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de Naciones Unidas (Simci), la medición oficial presentada este lunes en Bogotá, continuó una tendencia al alza con un incremento del 13% en la superficie total de narcocultivos, que por segundo año consecutivo alcanzó un máximo histórico. La producción potencial de clorhidrato de cocaína también aumentó un 24%, hasta 1.738 toneladas.
Norte de Santander, Nariño y Putumayo, tres departamentos fronterizos, concentran el 65% de toda la coca del país, destacó la Oficina de las Naciones Unidas para las Drogas y el Delito (Unodc, por sus siglas en inglés), encargada de elaborar el informe.
Norte de Santander, donde se encuentra la región del Catatumbo, el mayor enclave productivo del país, colinda con Venezuela, mientras Nariño y Putumayo se ubican sobre la línea limítrofe con Ecuador. Tibú, en el Catatumbo, es de nuevo el municipio con más cultivos de coca de Colombia y del mundo, con 22.000 hectáreas, seguido por Tumaco (Nariño) y Puerto Asís (Putumayo). El alza está empujada por el incremento de cerca de 20.000 hectáreas solo en Putumayo. La medición se toma como la cifra oficial de Colombia, y ha quedado como la única referencia, ya que el informe anual que solía publicar Estados Unidos con una metodología diferente está de momento suspendido.
“Los grupos ilegales prefieren generar dinero en lugar de mantener el control territorial. Esto contribuye a que las zonas estratégicas donde los cultivos de coca se ubican sean donde se facilita la producción y tráfico, como las fronteras terrestres y marítimas de Nariño, Catatumbo y Putumayo”, explicó durante la presentación Candice Welsch, representante regional de Unodc para la región andina y el cono sur.
“Casi todo el incremento tuvo lugar en el departamento de Putumayo”, destacó a su turno el ministro de Justicia, Néstor Osuna, un hallazgo que muestra una tendencia a la estabilización en el resto del país. “Esa vieja idea del país inundado de coca no es cierta”, afirmó el ministro al referirse a la concentración de los cultivos en unos pocos departamentos.
Las estadísticas, que ratifican a Colombia como el primer productor mundial de hoja de coca y de cocaína, se conocen justo cuando el Gobierno acaba de presentar su nueva política de drogas y ha convocado junto a México al resto de América Latina a replantear los esfuerzos antinarcóticos. El Ministerio de Justicia define esos nuevos lineamientos como un esfuerzo por asfixiar a las mafias asociadas al narcotráfico y al tiempo darle oxígeno a los campesinos, con la llegada del Estado Social de Derecho a lugares donde nunca había llegado. La política se construyó mediante una serie de diálogos territoriales para escuchar a las comunidades.