Aunque no tiene pericia en esa labor, la paraestatal asumirá de nuevo el complejo proceso de compra a gran escala de fármacos para el IMSS, ISSSTE e IMSS Bienestar. En este cuarto intento gubernamental ahora también la Sedena tiene una nueva tarea: será el repartidor.
Comprará medicamentos para el sistema de salud pública, los almacenará en la “Megafarmacia del Bienestar” y, con el apoyo del Ejército, los distribuirá en todo el país... Bajo las órdenes del presidente Andrés Manuel López Obrador, la empresa paraestatal Birmex, creada en 1999 para producir vacunas, se convirtió en una pieza central del sistema de salud pública, pese a que esta institución cuenta con apenas 577 funcionarios –en su mayoría técnicos, químicos y auxiliares de laboratorio–, quienes no cuentan con experiencia ni presupuesto para sus nuevas funciones.
De hecho, Birmex –cuyo nombre oficial es Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México, SA de CV,– enfrentó una “situación económica poco favorable” en 2022, a pesar de una aportación de dos mil millones de pesos del gobierno federal, lo que la obligó a cesar por completo la producción de vacunas y a comprar las inyecciones en el extranjero, de acuerdo con su informe de Avance y Resultados 2022.
Según el mismo documento, en los últimos años Birmex no ha alcanzado las metas de distribución de insumos médicos que le fijó el gobierno federal, en la estrategia impulsada por López Obrador para sustituir las cadenas logísticas de las farmacéuticas privadas. En 2020 la paraestatal distribuyó 21.74% menos que la meta, en 2021 dejó de entregar 28.92% de insumos y en 2022 no logró entregar 13.78 por ciento.
Pese a estas limitaciones, el pasado 22 de diciembre el presidente emitió un decreto mediante el cual encargó a Birmex la compra consolidada de los “medicamentos e insumos para la salud” del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) e IMSS-Bienestar, las tres principales instituciones de salud pública del país, y le ordenó asegurar “la cadena de suministro de los medicamentos e insumos para la salud, con la finalidad de que el Estado mexicano asegure y garantice el abasto a la población”.
Se trata del cuarto intento del mandatario, en cinco años de administración, para centralizar la adquisición de medicamentos. Antes de Birmex fracasaron en esta misma misión la Secretaría Hacienda y Crédito Público (SHCP), la Oficina de las Naciones Unidas para Proyectos y Servicios (UNOPS) en conjunto con el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), y la Secretaría de Salud (SSA), lo que generó un problema crónico de desabasto de medicamentos.